Ya de por sí, las familias suelen ser complicadas, pero si le añades una madre androide, siete hermanos adoptados (y nacidos el mismo día), y con poderes, y un mono parlante como mayordomo, pues estás destinado a tener secuelas.
Hasta la propia trama parece complicada de tragar sin estar bajo los efectos de estupefacientes. En el mismo día de octubre del 1989, 43 niños nacieron inexplicablemente en todo el mundo, sin que sus madres estuvieran embarazadas el día anterior. Siete de ellos fueron adoptados por el extravagante billonario Sir Reginald Hargreeves para entrenarlos en la Umbrella Academy con el fin de salvar el mundo. Aunque las cosas no surgieron como previsto y poco a poco el grupo se fracturó y cada uno hizo su vida por separado, hasta la muerte de su padre.
La serie tiene una mezcla de diferentes fuentes del género de los superhéroes, una trama que se asemeja a la primera temporada de Heroes, en el que si salvas a la chica salvas al mundo (aunque más complejo que eso en este caso), un toque de Jessica Jones (el personaje no la serie) pero multiplicado por siete, y una especie de Escuadrón Suicida (Suicide Squad) o quizás mejor dicho de Doom Patrol (ya que la serie se estrenó el mismo día que The Umbrella Academy) por la inesperada colaboración de siete individuos bien distintos aunque sean hermanos.
Todas estas referencias no quitan el hecho de que The Umbrella Academy sea su propia serie. Los protagonistas son bastante interesantes de descubrir (Klaus siendo el mejor de todos) y cada uno con sus propios problemas y disfunciones. Aún así, por ser hermanos y tener todos (o casi) poderes, existe un ego personal que choca con el carácter de cada uno y complica la tarea de trabajar en equipo y salvar el mundo de su destrucción total.
Tomemos el ejemplo de Number Five, a pesar de haber viajado en el futuro y haber sido testigo del apocalipsis que les espera y vivido en el durante décadas, sigue comportándose como el crío de 14 años que aparenta ser. Su arrogancia y prepotencia en pensar que solo él puede cambiar la línea temporal, le llevará a crear más problemas que soluciones.
Algo muy notable en el capítulo seis (su nombre ya es bastante explícito) que a diferencia de lo visto en el último capítulo de Titans sí tiene consecuencias directas y sentido hacer un episodio del estilo.
Más allá de todo eso, The Umbrella Academy es una serie que tiene pinceladas de acción típicas del género, sin acercarse a los clichés de los superhéroes. Pero también tambalea con lo extraño, como buen ejemplo de ello sería la escena de baile entre Luther y Allison, bajo el tema «Dancing in the Moonlight» y demuestra la genialidad de las selecciones musicales.
La serie balancea bastante bien el misterio de la trama y hasta los supuestos villanos (Hazel y Cha-Cha) están bien desarrollados, con una cierta evolución de los personajes que se suele reservar tan solo a los protagonistas «buenos» ya que son los que el espectador se siente identificado.
Y lo peor de todo es que ni siquiera hice referencia al impecable elenco de la serie con la presencia de Ellen Page, Mary J. Blige, Cameron Britton (al que me ha costado reconocer después de su papelón en Mindhunter) o Tom Hopper (el de Black Sails).
The Umbrella Academy no es perfecta, pero es capaz de entretenerte a lo largo de la temporada con unos protagonistas atípicos y torturados, que no han tenido una infancia (o unos padres) de lo más normal o tranquila. No son una familia perfecta, y con muchos conflictos por resolver, no obstante, el hecho de que el mundo está por acabarse, los acabará uniendo fuerzas. Eso y el hecho de que tuvo que morir el padre de estos para que vuelvan a estar bajo el mismo techo, más de una década después.
Después de la cancelación de todas las series Marvel, Netflix quizás haya encontrado un buen sucesor para saciar el hambre de los fans de superhéroes, esta primera temporada es una gozada de ver. Seamos honestos, no está mal tener un poco (bastante) de locura para escapar de lo ordinario.