*original version published back in 2013*
Este artículo no contiene spoilers visibles sobre el último capítulo de la serie.
All good things come to an end
Breaking Bad es de esas series que, cuando empezó, casi nadie la miraba y ahora que se acabó está en boca de todos.
Solo hace falta ver las cifras del último capítulo del pasado domingo (en Estados Unidos) que alcanzó una audiencia de 10.3 millones de espectadores. Cifra récord para la serie, y cerca del récord de la cadena, ostentado por la serie The Walking Dead.
A todo eso, también se le podría añadir las descargas ilegales, y por lo tanto gente fuera de Estados Unidos, que según Variety alcanzaron los 500.000 en sólo doce horas.
Si hace seis años alguien le diría al creador de la serie, Vince Gilligan, que el capítulo 62 de Breaking Bad sumaría más espectadores que todos los otros finales de temporada (incluso contando el de la primera parte de la quinta) dudo que se lo creería.
Entonces ¿cómo se debe que una serie que alcanzaba apenas los 2 millones en su primera temporada pudo llegar a tener cifras mejores que Mad Men (también de AMC), y no tan lejos de la mediática The Walking Dead, al final de su carrera?
La respuesta es muy sencilla: su calidad. Sea por parte de los guionistas, que fueron capaces de escribir una historia interesante e impactante a lo largo de las temporadas o de los actores, principales o secundarios, que nos dieron prestaciones increíbles capítulo tras capítulo.
Bryan Cranston – ese mismo actor que encarnó al padre de Malcolm en la serie del mismo nombre – no se llevó 3 Emmys seguidos por casualidad.
Y por eso, nadie se imaginaría hoy otro actor que pudiese jugar el papel de Walter White, que ha ido cambiando a lo largo de la serie.
Otro aspecto importante de la subida de popularidad de la que es sin duda la mejor serie de este siglo, hasta el momento, son las redes sociales.
Durante la emisión del último capítulo hubo más de un millón de tweets relacionados con el capítulo o la serie en general. Y ahora que la serie se acabó, llegó a seguir siendo trending topic en Estados Unidos e incluso en España.
Buenos augurios para una serie que merece ser conocida por el mayor número posible de personas.
Y esto solo “acaba” de empezar, sobre todo que el año que viene Breaking Bad tendrá un spin-off basado en el abogado Saul Goodman (jugado por Bob Odenkirk) y del que los eventos serán basados antes de Breaking Bad.
¿Breaking qué?
Para los que nunca han oído hablar de Breaking Bad o no saben de que se trata os hago un breve resumen:
La serie ocurre en la ciudad de Albuquerque (en el estado de Nuevo México) y sigue las peripecias de un profesor de química llamado Walter White (Bryan Cranston) que descubre que tiene un cáncer.
Al ver que no puede pagar las facturas de su tratamiento, se asocia con un antiguo alumno suyo llamado Jesse Pinkman (Aaron Paul) que fracasó en su vida y que solo piensa en drogarse e ir de fiesta.
Ambos empezarán a hacer metanfetamina, de una calidad nunca vista hasta ahora y de color azul como marca casera. Walt actuará de “cocinero” mientras que Jesse de vendedor.
Todo iría sin problemas si no fuese por el cuñado de Walt, Hank Schrader (Dean Norris) que es agente de la DEA (Drug Enforcement Administration) y que se interesa rápidamente por esa metanfetamina azul tan pura.
El dúo improbable se verá enrollado en una espiral infernal en dónde la única manera de sobrevivir será matar o ser matado; y a lo largo de la serie se verán enfrentados a varios villanos, unos peores que los otros, sobre todo Gustavo «Gus» Fring (Giancarlo Esposito) que se merecería el título de mejor villano de una serie.
Finale o debería decir Felina
Volvamos a lo que nos importa de verdad, ese último capítulo tan esperado desde hace un año ya, cuando arrancó la quinta temporada.
Porque en toda buena serie, o incluso mala, uno siempre espera con ansias ese último capítulo para saber si los guionistas contestarán a todas las dudas pendientes que uno se pudo hacer a lo largo de las temporadas.
En el caso de Felina podemos decir que el trabajo de Vince Gilligan merece un aprobado con honores. No dejó ninguna duda sobre quién sobrevivió y quién no.
Además, este último capítulo permitió conectar con otros de la quinta temporada en él que veíamos momentos futuros a los sucesos, cómo por ejemplo para quién era la ricina o el 52° cumpleaños de Walter White.
También hubo ciertas sorpresas, de las que uno quizás no se esperaba (una de ellas sigue el hilo del penúltimo capítulo) y que nos hacen recordar momentos de temporadas anteriores.
El capítulo en sí siguió un ritmo muy pausado y bien calculado, un poco a la imagen del Walt de las últimas temporadas del que se le nota el peso de la experiencia y del tiempo.
Y en el que a lo largo de las cinco temporadas le cogimos cariño a ese hombre tan oscuro como un agujero negro que sólo trae mala suerte a los que le rodean.
Every story has its running time, and it’s just hard in television to know what that running length should amount to, and I feel very happy and satisfied by the fact that we’re wrapping up now.
Vince Gilligan in an interview with EW
Es complicado hablar del capítulo sin desvelar nada de la trama pero para los que aún no lo habéis visto, os puedo asegurar que esos últimos minutos en compañía de Walt, Jesse y demás, no os dejará pensativos o sin contestar a todas las dudas y sombras como lo pudieron hacer otras series (Lost, Los Sopranos) o decepcionaros (Dexter).
All hail the King
Como ya dije al principio de mi artículo, las cifras del último capítulo son de otro planeta para la serie, el Season Finale de la primera temporada sólo había logrado el millón y medio de telespectadores.
Comparado con otras series como The Walking Dead, Game of Thrones , NCIS o The Big Bang Theory parece casi incluso ridículo pero la comparación queda ahí.
Si aún no habéis empezado a ver la que, a mi parecer, es la mejor serie que hubo/hay desde el principio del siglo; no esperéis más, os estáis perdiendo una serie increíble.
Muchísimo mejor que todas las otras series citadas, sobre todo las dos primeras que tienen la suerte de ser fenómenos de masa.
Breaking Bad es una obra creada para la televisión por Vince Gilligan y por lo tanto merece la pena ser vista por lo menos una vez en su vida, como lo son El Padrino, El club de la lucha o Goodfellas (Uno de los nuestros en España o Buenos muchachos en Hispanoamérica) en el cine.
Sobre todo que ahora el final de la serie abre una gran duda sobre qué serie será capaz de superar lo que hizo o tan sólo alcanzar el mismo nivel en el guion e incluso en la actuación brillante de la que nos regalaron durante horas y horas Bryan Cranston, Aaron Paul, Giancarlo Esposito y demás.
Pero sobre todo porque una vez atrapado por el «encanto» de Walter White, ese estadounidense cualquiera de clase media-baja al que la mala noticia de un cáncer le dio una vuelta de 180° a su visión del mundo.
Y una vez metido en el mundo de la droga le será imposible escapar de ello, perseguido por otros villanos o por la Justicia.
Pero sobre todo por querer proveer para su familia en caso de no superar la enfermedad.
Breaking Bad es ya parte del panteón de las mejores series, y debería ser una referencia para los futuros actores y guionistas que aspiran a divertirnos de la mejor de las maneras contándonos historias improbables de las que somos incapaces de desengancharnos semana tras semana como un drogadicta en necesidad de su dosis de metanfetamina, o de blue crystal.
¿Qué te pareció el final de la serie? ¿Estuvo a la altura de tus expectaciones? Puedes comentar más abajo o en Twitter con el hashtag #AdiósBreakingBad