Primera entrada de una nueva sección que llamé simplemente «Viajando a…» y para empezar decidí llevaros a Japón. Más precisamente a Hiroshima, una ciudad mundialmente conocida, por desgracia, por ser el escenario del primer bombardeo atómico durante la Segunda Guerra Mundial, el 6 de agosto de 1945.
Inicialmente, mi paso por esta ciudad no estaba realmente programado, como la mayor parte de mi viaje a Japón. De hecho tan solo estuve unas pocas horas en Hiroshima, ya que decidí pararme en mi viaje de vuelta de Miyajima al estar ambos lugares muy cercanos. Sabía qué es lo que me interesaba ver, pero lo más probable es que me he haya perdido una visita en profundidad de la ciudad. Como sería el caso de su castillo que vi y fotografié por fuera.
La razón de esta parada fugaz, es sin duda el Monumento de la Paz o Cúpula de la Bomba Atómica. Quizás el único edificio masivo que se quedó en pie en las proximidades del impacto de la bomba atómica. Pero sirve también de símbolo no solo para la paz pero para la erradicación completa de los armamentos nucleares. Un monumento que es, desde 1996, Patrimonio de la Humanidad.
Una vez allí, aproveché para ver el parque que había al lado, en el que se han construido varios monumentos en memoria de ese fatídico día. Mi primera sorpresa fue ver a muchos grupos de niños (de pequeños a grandes) que estaban de excursión en ese parque. E incluso la llama que hay allí, que se quedará encendida hasta que cese de haber armamento nuclear en el mundo.
Mientras visitaba el parque, busqué otros lugares u actividades que podía realizar en Hiroshima, aunque no podía alargar demasiado mi estancia ya que tenía que tomar un tren que me llevara de vuelta a Osaka (unas dos horas de trayecto) y el último (disponible con el Japan Rail Pass) salía a eso de las 9 o 10 de la noche. Por casualidad caí en un artículo de la web Japonismo (que recomiendo para los que desean preparar un viaje al país nipón), sobre un edificio, Okonomimura, que tiene varias plantas con restaurantes dedicados exclusivamente a hacer okonomiyakis. Es un plato que se podría decir que es la tortilla japonesa pero con muchas más cosas.
Resultaba que en mi primer día en Osaka, probé ese plato que desconocía y me había encantado. Así que cuando leí esto, y el hecho de que se dice que en Hiroshima se hacen los mejores okonomiyakis del país, no dudé mucho y me fui corriendo al lugar. Mi problema era que había tantos que no sabía realmente cuál escoger y al final me senté en uno que tenía bastante gente (todos japoneses), pensando que se comerá bien al estar casi completo.
Mi suerte quiso que tuvieran un menú en inglés, y que estaba delicioso, aún más viendo como hacían todos los pedidos delante de mis ojos en una plancha gigante. Es mejor no fiarse mucho de la foto, ya que el aspecto puede parecer repulsivo para algunos pero su sabor es incomparable. Si solo fuera por eso, mi corta parada en Hiroshima valió la pena. La próxima vez que vaya a Japón, no dudaré en volver para visitar otros lugares de la ciudad y llenarme la panza con un buen okonomiyaki.